Deciciones tenemos dia a dia,
Cuantas veces haya uno que pensar en estas,
pensando por deciciones tener dia a dia,
comiendonos mutuamente las partes sexuales de nuestro pensamiento
disfrutamos el dolor del projimo cuando cae este y nos enseña su dolor,
para aprender de este y cautivar al mundo por nuestra dejades,
o para hacerselo a quien no a caido y asi comentarlo al mundo por nuestra ficta razon del progresar consumiendo lo mismo que ha dado la orden al rey de ejercer sobre nuestros propios caminos y deciciones.
Como si no hubiese dios, sino ley de dios creada por un hombre en la cima,
aquellos fantasmas que nos libran de su proposito;
el verdadero despertar a un lado de nuestras reflexionadas y virgenes mentiras
y asi llorarle al viejo su pasado, si este alguna vez lo tuvo,
o al joven su futuro, si este alguna vez lo tendra en esta conglomerada forma de vida,
que para algunos, impuesta, como impuesto para reyes o gobiernos, han de trabajar para ayudar a los mas copiados espectros de la cima y oprimir a los mas agotados del camino o de la orilla,
que como estudiosos, no llegaron a evolucionar como quienes se largaron la mente haciendolo,
o quienes lo hicieron como fuertes murallas, bueno, la presidencia, la policia, la rabia pa quien nada hizo,
pues nada vio que iba a cambiar y dejo su cuerpo naufragar eternamente hacia las profundidades del oceano.
Vaya terminologia para decir lo que estos chamos, productores de musica electronica, producen en mi, generando algo de inspiracion, escuchado por el sentido, sentido como caricia, olido como aroma de mariguana, saboreado como acido o cafe, esperanzado por la nada de nada, el sonido que palpita y resuena atraves de mis flacidos musculos la vibracion de un compuesto material, decicion misma de quien orquesta, y a su vez mueve.
De Nueva Zelanda, estos dos chamos, Patrick Hawkins, Stuart Maxwell, crean un sonido usual, pero distinto si sabes bien distinguirlo de entre la marea de otros, una formula del como el drum and bass, el bajo, la bateria y el churruco, hacen de nuestra experiencia en esta vida de misterios y desgracias, un placentero momento en nuestros estado mental, perciviendo la euforia del momento, viendo o sintiendo a la gente, oyendo o sintiendo sus gritos, sus risas, sus voces, su sudor y sus hormonas. nos llevan, redundatemente a otro estado mental.